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Cuando el 9 de mayo del 2016, la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) cerró el acceso a las Islas Marietas en Nayarit, debido a que el excesivo número de visitantes provocó contaminación del agua, quedó en relieve que es necesario tener un control sobre la exploración para ocio de los atractivos turísticos naturales.
Por entonces, la llegada excesiva de turistas generó el daño a los corales y dejó miles de desechos sólidos, quedando confirmado que el turismo a gran escala es una amenaza para la naturaleza y la sustentabilidad.
Las Islas Marietas recibían 3,000 visitantes al día, por lo que rápidamente se impidió el acceso a los turistas durante cinco meses, tiempo en el que la Conanp desarrolló un plan de recuperación y estableció un diálogo entre gobierno, académicos y prestadores de servicio para implementar acciones de conservación, que incluyeron limitar el acceso a 116 personas por día, incrementar el costo de entrada a la reserva de 400 a 1,100 y 1,500 pesos, con el objetivo de evitar el colapso de los atractivos de esta zona.
Desde entonces, muchas reflexiones comenzaron a generar eco entre la industria hotelera de la importante región de la Riviera Nayarit y el Pacífico mexicano.
La idea de la baja densidad para los hoteles y desarrollos comenzó a tener mucha importancia, cuando toda esta región es abundante en riqueza natural, pero lo que nuevos inversionistas buscaban era efectivamente no deteriorar dichos ecosustemas porque son el principal atractivo.
Por eso, los recientes proyectos hoteleros planteados durante el último lustro, se han ido enfocando a ofrecer experiencias más aisladas y para una menor cantidad de huéspedes, pero aumentando el nivel del a experiencia de contacto con la naturaleza.
Ya la era de los grandes resorts multitudinarios con gigantescas áreas comunes y enormes jardines instalados, está llegando a su fin.
En su lugar, se está optando por emplear el propio ecosistema para crear un ornato mimetizado con el entorno y generar operaciones sustentables, una calidad que el turista internacional ya está buscando como ventaja competitiva para elegir su destino.
En esta etapa, no son pocos los nuevos desarrollos turísticos que se están materializando bajo este esquema, y en los próximos 5 años podremos ver múltiples desarrollos en medio de la selva, y no más hoteles en las ya comprimidas manchas urbanas.