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Las grandes ciudades tienen retos que multiplican varias veces su tamaño, al aglomerar a una enorme cantidad de personas que necesariamente producen una huella de carbono y desechos que impactan al medio ambiente. Por eso, es que a nivel global se ha promovido desde la Organización de las Naciones Unidas y otros organismos la implantación de soluciones para generar urbes inteligentes y sustentables.
Y uno de los mejores ejemplos que existen en el planeta sobre esta ruta, es la ciudad brasileña de Curitiba, capital provincial de Paraná. Este centro de población es una de las 5 urbes consideradas como mas mejores para invertir y mayores estándares de vida en Latinoamérica. Pero lo que llama la atención, es su gran cantidad de parques, al aire de buena calidad pese a su tamaño y el aprovechamiento del turismo, pese a no ser particularmente distintiva a otros ligarse de Brasil.
Curitiba, evolucionó generando una atracción que hoy la hace el polo atractivo de turismo al sur de la nación brasileña: el color verde ahora predominante en el paisaje. En esta ciudad, hay 52 metros cuadrados de áreas verdes por persona y el 70% de la población no utiliza un automóvil propio. La habitan actualmente más de 1 millón 800 mil personas.
Pero a principios de los años 90, el panorama era diferente. Había un excesivo crecimiento urbano desmedido, problemas de acumulación de basura, polución, pobreza extrema y graves asuntos de índole ambiental. Entonces, la población no superaba las 300 mil personas.
Con la visión a largo plazo de que la ciudad seguiría creciendo y con el nacimiento del auge en las políticas ambientales, el gobierno del arquitecto y político Jaime Lerner quería preparar a Curitiba para el venidero siglo XXI, pero sin sacrificar su patrimonio natural ni su acervo cultural, a los que también ven un gran potencial turístico.
Lo que se hizo entonces, sigue sin tener precedentes comparables en todo Latinoamérica ni equivalente subsecuente en la escala en que se logró. Las autoridades decretaron 6 medidas obligatorias para el desarrollo urbano y la construcción de la ciudad:
- Los edificios debían rodear la naturaleza, no al revés.
- El casco histórico de la ciudad solo tendría acceso peatonal.
- Perfeccionar el sistema de transporte con el apoyo de la empresa privada.
- Los rascacielos siempre debían tener fachadas y terrazas verdes para ahorrar energía.
- Orientar a la ciudadanía para colaborar con el mantenimiento y conservación del patrimonio urbano.
- Además, se crearía un sistema de parques para optimizar el drenaje de la ciudad.
Una séptima política pública fue implementada poco después, la de un astuto y novedoso programa de reciclaje de basura hogar por hogar, donde los ciudadanos obtendrían descuentos y beneficios a cambio de separar y disponer adecuadamente de sus desperdicios, soportados por una adecuada infraestructura y servicios públicos.
30 años después, no solo la ciudad de Curitiba logró en un año récord reciclar el 92% de toda su basura, un hito mundial. Sino eliminar la pobreza extrema en los barrios al basificar y dar seguridad a los recolectores como empleados formales, y optimizar la limpieza casi total de espacios públicos.
Curitiba actualmente se ha convertido en una ciudad ejemplar para el mundo, porque el 70% de sus habitantes no usa automóvil por su cobertura al 100% del transporte público de camiones articulares con emisiones reducidas y trenes eléctricos, así como 100 kilómetros de ciclovías.
En lugar de limitar la edificación vertical con vedas y concentrada en ciertos sectores densificados, al exigir techos verdes y jardines colgantes y pedir cumplir estrictos regímenes de construcción sustentables, convirtió su paisaje urbano en uno atractivo y que aporta a la decoración vegetal.
También, al aprovechar y reutilizar los terrenos baldíos y edificaciones abandonadas para convertirlos en áreas verdes y parques, con una visión estratégica de optimizar el drenaje pluvial, se generó un efecto colateral positivo.
Pues sus hoy 36 parques y áreas verdes recreativas, hacen de Cuririba una ciudad preferida para visitar al sur de Brasil, dándole un atractivo turístico adicional a su casco histórico el cual fue preservado sin cambios a su apariencia y donde la circulación es totalmente peatonal.
la primera ciudad del mundo en obtener grado de calificación LEED (Leadership in Energy & Environmental Design), un sistema de certificación de edificios sostenibles creado por el Consejo de la Construcción Verde de los Estados Unidos (US Green Building Council
Curitiba es además la primera ciudad del mundo en obtener grado de calificación LEED (Leadership in Energy & Environmental Design), un sistema de certificación de edificios sostenibles creado por el Consejo de la Construcción Verde de los Estados Unidos (US Green Building Council), por su ahorro de energía y óptimo aprovechamiento de espacios en desarrollos verticales.
El caso de esta ciudad brasileña solo demuestra que para lograr la sustentabilidad, es necesaria más la voluntad y las buenas políticas de desarrollo que el espacio físico. Sin duda alguna, más ciudades que hoy se encuentran en un panorama similar al de Curitiba en los 90 deberían seguir su ejemplo para crecer con la armonía que requieren, donde la planeación es lo más importante.